DESDE EL CAFÉ |Bernardo Gutiérrez Parra
El rumor comenzó a correr este jueves por la mañana y corrió fuerte: “La Fiscal estatal Verónica Hernández Giadáns está sacando de su oficina sus objetos personales porque ya se va; de un momento a otro presentará su renuncia”. Y siguió creciendo al mediodía cuando se dijo que ya estaba en el Congreso para formalizar su dimisión.
Pero nada.
El diputado Esteban Bautista Hernández, presidente de la JUCOPO afirmó: “Hasta el momento Verónica Hernández Giadáns no ha presentado ningún oficio en el que indique que renuncia a la Fiscalía General del Estado”, pero agregó enigmático: “aunque nada es para siempre”.
Por la tarde las opiniones estaban divididas en las redes: Ya se fue, decían unos. Aún no, contestaban otros. Y el escándalo mediático contrastaba con el silencio de la Fiscalía donde nadie quería hablar. Hasta que se filtró otro rumor.
“La señora sí se va. Ya presentó su renuncia que se hará efectiva a partir del sábado 30 de noviembre. Es cuestión de horas para que se evapore de Xalapa y no regrese. Y es que sin el apoyo que tenía ¿a qué se queda?”
Y en efecto, a qué se queda. Pero a dónde irá.
Con renuncia o sin ella, Verónica es la funcionaria estatal más devaluada, más solitaria y más expuesta a la venganza de sus enemigos que se cuentan por racimos.
Sabe que ha sido la peor Fiscal, sabe que violó la ley a su antojo en detrimento de cientos de veracruzanos y sabe que no podrá caminar como cualquier hija de vecina por las calles de la entidad sin exponerse al menos a una agresión verbal.
Pero las agresiones verbales quizá sean la menor de sus preocupaciones. Vendrán acusaciones penales que la pondrán contra la pared y pueden llevarla a prisión. Y eso también lo sabe.
Por donde se le mire Verónica está entrampada. Si alguna vez gozó de apoyo, impunidad e inmunidad para torcer la ley sin miramientos, esos días (que duraron cinco años) ya se fueron.
¿Qué tanto la puede ayudar el poderoso senador Adán Augusto López, que de seguro ya olvidó el favor que le hizo la mujer apenas el martes, al retirar las acusaciones penales contra Miguel Ángel Yunes Márquez? ¿Qué tanto Cuitláhuac García al que le faltan unas horas para dejar el poder y a quien ya nadie hace caso? ¿Qué tanto Eric Cisneros (en sus tiempos de gloria más poderoso autoritario y represor que el propio gobernador), que de protagónico y aspaventero vive escondido temiendo por la cacería que se puede desatar en su contra?
Una persona que conoce a Verónica porque fue perseguida sin tregua por la Fiscal, me dijo que desde ayer que se soltaron los rumores, Hernández Giadáns debe traer un sabor amargo en la boca; el sabor de la soledad, el abandono, la zozobra y el miedo, “pesadillas que no lo dejan a uno ni respirar”.
Pero rumores aparte lo cierto es que la mujer se va. Ya sea mañana sábado, el lunes o el día que sea pero se irá porque se ha convertido en un lastre para el aparato de justicia de Veracruz.
¿Dónde? Sólo ella lo sabe. Pero no se irá de día de campo y menos a disfrutar del reconocimiento ciudadano.
Con sus antecedentes como Fiscal, no se necesita ser adivino para intuir que los días, semanas, meses y años por venir, serán los peores en la vida de la funcionaria.
bernardogup@hotmail.com